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Como buenos peregrinos abandonamos el albergue con las primeras luces del día. A estas horas la temperatura es agradable y las ganas de pedalear nos da alas. La etapa de hoy nos llevará de
Mérida a Cáceres (82 Km).Nuestro primer destino es el
embalse de Proserpina que proporciona agua desde tiempos de Roma a la ciudad de
Mèrida. Después de 1 ´0 2 km de marcha nos paramos para desayunar y reponer fuerzas.
Desde el embalse iniciamos nuestro recorrido por una carretera estrecha y solitaria dónde únicamente encontraremos una peregrina a pie, que posteriormente volvemos a encontrar en
Alcuescar, y un coche patrulla de la guardia civil que nos informa de que pasado
Aljucen, junto a la gasolinera, encontraremos el camino que nos permitirà abandonar la N-630 para llegar a Alcuéscar.
Desde Aljucen a Alcuescar el camino discurre entre encinares. Es un tramo tranquilo en el que la antigua calzada romana y el camino componen una ruta con subidas y bajadas que a veces se complican por la acumulación de piedras. Los únicos testigos de nuestro paso serán una piara de ágiles cerdos que regresan de su paseo matutino en busca del agua y la sombra donde pasar el resto del día y que huyen despavoridos cuando pasamos la distancia de seguridad que ellos tienen establecida.
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Al fondo lo que parecen dos estatuas porcinas en medio del encinar obligan a nuestro amigo Antonio a avanzar para comprobar con asombro que son dos ejemplares de lo más ágil.
El resto discurre por un camino interminable de polvo y con un calor bastante insoportable.
Llegamos por fin a Alcuescar donde descansamos y reponemos fuerzas . Después de nuestro merecido descanso a la sombra de generosa de los àrboles del parque reemprendemos nuestro camino hasta
Cáceres.
Llegamos con tiempo suficiente para alojarnos en el
Hotel Iberia, junto a la plaza Mayor de la ciudad. Después de una ducha reparadora visitamos una ciudad plagada de historia y monumentos de los que disfrutamos durante unas horas.
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La cena en las terrazas de la plaza ponen el punto final a esta etapa.